24 Oct HACIA UNA NUEVA REALIDAD
Nos educaron para afrontar un mundo que está dejando de existir.
La seguridad, la estabilidad, el bienestar, el empleo para toda la vida, una jubilación tranquila y segura, incluso la llamada «nueva normalidad» que ahora nos prometen se sustentan en una economía de consumo que no es sostenible en el tiempo.⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
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Ya en el siglo pasado pasamos de una economía de supervivencia a la actual economía de consumo.
Ahora ha llegado el momento de evolucionar hacia una economía y un sistema más humanista, para volver a poner en el centro a las personas.⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
Y esta necesidad de cambio se está poniendo aún más de manifiesto gracias a un microscópico organismo que no entiende de razas, culturas o estatus: el Covid 19.
Tras casi nueve meses de pandemia, la situación que muchos dirigentes nos vendían como algo pasajero parece que está aún lejos de llegar a su fin.
Ya no se trata solo de una crisis sanitaria, sino de un crisis global del sistema actual.
No sabemos cómo ni cuándo acabará la pandemia. Lo único cierto es que ya nada volverá a ser como antes.
Estamos caminado hacia una nueva realidad, un nuevo escenario que requiere nuevos planteamientos y nuevas formas de funcionar.
Por más que Papá Estado trate de disfrazarlo bajo el eufemismo de «nueva normalidad», pues bien sabe que a sus «hijos» ciudadanos no nos gusta el cambio y la incertidumbre- .
Pero el cambio y la incertidumbre forman parte de la vida.
Negarlo es negar la vida misma y vivir de espaldas a las leyes universales. Es hora de dejar de aferrarse a lo conocido para evolucionar y adaptarse a las nuevas reglas del juego.
De hecho, los acontecimientos de los últimos años nos indican que no estamos sólo ante una época de cambios, sino ante un cambio de época:
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La democratización y el rápido acceso al conocimiento.
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El desarrollo exponencial y fácil acceso a las nuevas tecnologías.
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El inconformismo y el descontento generalizado con la clase política.
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El cuestionamiento del sistema y el satus quo.
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El aumento cada vez mayor del interés en el desarrollo personal y espiritual.
Ante este inminente cambio de paradigma económico, laboral y social, cada uno de nosotros estamos llamados a reflexionar y replantearnos qué papel queremos jugar en esta nueva sociedad que está empezando a crearse.
Es hora de dejar de esperar que nos salven papá Estado y mamá Empresa y asumir la responsabilidad personal de nuestras propias vidas.
En este contexto de cambio y responsabilidad personal, la reinvención ya no es una opción.
No es casualidad que en los últimos años estemos asistiendo a una especie de despertar colectivo, donde cada vez más personas nos cuestionamos nuestra forma de ser y estar en el mundo.
Un mundo….
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Donde dejemos de vivir desde el egocentrismo como individuos y como especie y volvamos a una forma de vida más sencilla y respetuosa con el medioambiente y el planeta en que vivimos.
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Donde nos comprometemos con nuestro camino de autoconocimiento y desarrollo personal.
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Donde conectamos con nuestra luz, pero también nos atrevemos a mirar de frente a nuestras sombras y heridas para sanarlas y transformarlas.
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Donde asumimos la responsabilidad de nuestra vida, dejando la queja y el victimismo.
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Donde prevalecen valores y enfoques más favorables a las personas, a su poder personal y a la realización en contribución.
Atrás están quedando las «carreras con salidas», los trabajos para toda la vida, los empleos de supervivencia y la brecha entre la vida personal y la profesional.
Caminamos hacia un modelo de formación a la carta, donde la realización personal y profesional van de la mano, y done el propósito y la contribución priman sobre la cultura del éxito y el reconocimiento del antiguo paradigma laboral.
Caminamos hacia una nueva sociedad del «bienser», que sustituya a la insostenible sociedad del «bientener».
Se avecina tiempos inciertos que demandan de cada uno de nosotros llevar la mirada a nuestro interior para decidir desde dónde y cómo queremos vivirlos:
→ desde la negación y el victimismo
→ o desde la aceptación y la responsabilidad personal.
Para ayudarte a transitar de forma consciente y serena estos tiempos de cambio e incertidumbre hoy quiero traerte las que considero claves fundamentales para aprovechar esta situación de crisis como una puerta a la transformación a nivel personal y colectivo.
1.- AUTOCONOCIMIENTO
Conocerse a uno mismo es clave para afrontar una situación de cambio e incertidumbre, y para construir una vida alineada con nosotros.
El camino del autoconocimiento nos lleva al autoliderazgo consciente, desde el que podemos construir una vida más consciente, plena y con sentido.
Este camino pasa por 3 fases que se entrelazan y se retroalimentan:
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Autoconciencia
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Desarrollo personal
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Autoliderazgo Consciente
El primer paso para conocerte es re-conocerte, tomar conciencia de quién o qué eres.
Mediante la práctica continuada de la auto observación vamos descubriendo que somos mucho más que un cuerpo, un nombre o una profesión.
Nos ayuda a darnos cuentas de nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestros patrones de conducta, etc.
Nos ayuda a darnos cuenta que tampoco somos nuestros pensamientos, ni nuestras emociones, ni nuestros programas, sino el Ser o la conciencia que está detrás.
De esta manera, dejamos de identificarnos con el personaje que creíamos ser para descubrir que podemos ser lo que queramos.
Después, mediante un proceso de desarrollo personal y transformación empezamos a comprender cómo funciona nuestra mente y nuestros programas.
Descubrimos qué nos mueve, qué nos limita y por qué nos comportamos de determinada manera.
Vamos quitándonos capas y capas de condicionamientos, de máscaras, de miedos, y sanando heridas.
Hasta que nos adueñamos de nuestro poder personal y empezamos a ejercer nuestro autoliderazgo desde ese Ser esencial que somos.
Comprendemos que somos células de un gran sistema al que pertenecemos, y que hemos venido aquí para descubrir y desarrollar nuestro talento y ponerlo al servicio de ese sistema mayor.
Es en las dificultades y en los momentos duros donde más podemos conocernos.
Seguramente te has dado cuenta durante el confinamiento de cosas de tí que desconocías.
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valoras las relaciones más de lo que pensabas,
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la vida que llevabas no te llena,
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te encanta poder disfrutar de más tiempo en casa con tu familia,
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no eres feliz con la persona con la que compartes tu vida,
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has conectado con miedos y heridas de los que no eras consciente.
En lugar de preguntarte ¿por qué me está pasando esto? pregúntate ¿para qué me pasa esto ahora?
De esta forma saldrás de un bucle infinito de «por qués» y podrás aprovechar toda esa valiosa información sobre tí para llevar tu mirada al interior, reflexionar, y tomar nuevas decisiones de crecimiento.
2.- CONFIANZA
La confianza es otro de los pilares de una vida en crecimiento.
Al contrario que la seguridad, la confianza se construye desde dentro hacia afuera.
Por eso, cuando tenemos una alta necesidad de seguridad es importante revisar dónde y cómo la estamos buscando.
Si la buscamos fuera y sufrimos cuando no la obtenemos de nuestra pareja, nuestros padres, el gobierno o el trabajo nos convertimos en dependientes y dejamos nuestra felicidad a merced de los demás y de las circunstancias.
Aprender a construir confianza es crucial para adueñarnos de nosotros mismos y de nuestra vida, y afrontar así el cambio y las dificultades de forma proactiva y sin sufrimiento.
¿Cómo? ¿»Construir» confianza?
Sí.
La confianza se CONS-TRU-YE.
Cuando somos niños tenemos una confianza innata en nosotros, en la vida, en nuestros padres.
Es automática.
Pero a medida que crecemos vamos viviendo experiencias que moldean esa confianza, y puede hasta llegar a desaparecer por completo.
Cuando estamos afrontando una situación de cambio o un reto, enseguida surgen pensamientos del tipo “no vas a poder» «es demasiado para tí», «tú no puedes hacer nada, la culpa es de los demás», “mejor quédate como estas».
Para un niño cuidado en un torno física y emocionalmente sano no hay nada imposible.
Es el ego quien se encarga de hacernos dudar ante posibles peligros.
Y eso en principio está muy bien, porque nos mantiene vivos (no saltes desde o alto, no pongas la mano en el fuego, no cruces en rojo…).
Lo malo es que también considera peligroso el cambio y lo desconocido, y por eso se empeña en mantenernos en nuestra zona de seguridad o de confort.
El ego no busca nuestro crecimiento, sino nuestra supervivencia.
Por eso, cuando sentimos la necesidad de crecer y desarrollarnos, el ego se encarga de activar el miedo, creando escenarios terribles en nuestra imaginación para que no nos movamos.
Y es que el miedo es la energía del ego.
Sin embargo, es posible volver a desarrollar esa confianza en nosotros, en los demás y en la vida.
Comprendiendo primero que ese tipo de pensamientos no son verdad, sino que surgen de la mente condicionada en base a experiencias pasadas, a la influencia de nuestro entorno, del tipo de mensajes que recibimos, y cómo los filtra nuestro mapa mental.
Conectando de nuevo con esa confianza esencial mediante
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nuevos pensamientos
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dirigiendo nuestra atención a la información adecuada
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y creando nuevas experiencias que retroalimenten esa confianza.
Es ese tipo de confianza la que debemos fomentar. La de que viene de dentro.
Esa es la que nos va a ayudar a continuar avanzando a pesar del miedo y la incertidumbre.
La que nos va a ayudar a no creernos los pensamientos limitantes del ego: “es mal momento», «estás en peligro», “mantén los pies en la tierra», «otros pueden pero tú no», «no arriesgues»….
Por eso es tan importante, especialmente en momentos difíciles e inciertos como este, mantenernos en nuestro centro, conectados a esa confianza esencial e indestructible.
Sintoniza radio-esencia en lugar de radio-ego.
¿Qué puedes hacer para desarrollar confianza?
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Trata de permanecer en el momento presente, porque el miedo vive en el pasado y en el futuro.
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Reduce el consumo de información de los medios masivos de comunicación. Hoy en día puedes mantenerte informado seleccionando fuentes de información y acudiendo a ellas una vez al día.
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Visualiza aquel momento en tu vida en que aquello que parecía imposible se hizo posible y conecta con ese sentir (aprobar un examen, superar una enfermedad, la maternidad, la remontada de tu deportista favorito…).
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Haz cada día algo que te de miedo.
3.- PROPÓSITO
Sin esa chispa que te mueva cada mañana la vida se convierte en un viaje a la deriva.
Si las cosas fuera están bien, yo estoy bien. Si las cosas fuera están mal, yo estoy mal
Vas dejándote vivir a merced de lo que vaya pasando afuera, de lo que te dicten los demás, en piloto automático.
Ese piloto automático que nos mantiene en la rueda de hamster, en el mismo lugar, tomando las mismas decisiones, haciendo las mismas cosas, con la sensación de estar viendo la vida pasar.
Y sin encontrar sentido alguno a tu existencia.
Recuerdo muy bien aquéllos días en los que vivía por inercia, totalmente desconectada de mí misma, de mis emociones, de mis valores…. y sin un motivo que me hiciera saltar de la cama por las mañanas.
Estaba dedicando mi vida a trabajar en algo que odiaba de lunes a viernes y a evadirme los fines de semanas para tratar de olvidar ese vacío.
Para darme de bruces cada lunes con esa vida gris y sin sentido.
Y así un año, y luego otro, y otro…. mientras mi necesidad de narcotización para huir del sufrimiento cada vez era más grande.
Con esa profunda sensación de que estaba en el camino equivocado, pero sin saber cómo cambiarlo.
Cómo ha cambiado mi vida desde que decidí tomar las riendas y darle un sentido.
«La vida nunca se vuelve insoportable por las circunstancias, sino sólo por falta de significado y propósito.»
Cuando tienes un propósito mayor que tú misma empiezas a ver la vida de otra forma, y te colocas en el mundo desde un estado de contribución, menos egoico, y dejas por fin de sufrir.
La contribución está en la cúspide de la pirámide de las Maslow. Es el fin último del ser humano y lo que le eleva a estados de conciencia más evolucionados.
Cuando tus decisiones y tus acciones son guiadas por ese propósito superior afrontas las dificultades desde una actitud más fuerte, más creativa y constructiva.
No podemos huir del dolor porque el dolor forma parte de la vida, pero sí podemos elegir no sufrir.
No es casualidad que sea precisamente en tiempos de crisis cuando cada vez son más las personas que “despiertan” y deciden dejar de vivir en automático.
Ya no se conforman con sobrevivir y quieren empezar a vivir una vida con sentido y con propósito.
¿Por qué?
Porque vemos cómo se tambalea la Matrix que nos daba esa falsa sensación de seguridad, estabilidad y progreso.
Porque descubrimos que la felicidad no está ahí afuera, sino dentro de nosotros.
Solo tenemos que empezar a cambiar el sentido de la acción y descubriremos que siempre tuvimos dentro las respuestas.
Cuando empiezas a hacerte las preguntas correctas se abre ante tí un mundo infinito de respuestas, que encierran semillas de crecimiento y transformación.
Mejores preguntas para empezar a vivir con Propósito:
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¿Para qué me levanto cada mañana?
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¿Estoy donde quieres estar?
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¿Estoy viviendo mi vida o la de otros?
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¿Qué me llena de alegría, de satisfacción? ¿Cuán a menudo lo hago?
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¿Qué me gustaría ver más en el mundo? ¿Estoy contribuyendo a ello?
4.- TOMAR AIRE
Para.
Toma aire.
Ahora mismo.
Mientras lees este artículo.
Date un minuto para cerrar los ojos.
Y simplemente toma una respiración profunda por la nariz.
Nota cómo vuelves a este momento presente.
A habitarte de nuevo.
Mmmhhhh… déjate sentir.
Observa la sensación….
Te propongo que hagas este ejercicio varias veces al día. Cada vez que sientas preocupación, ansiedad, miedo, estrés… Para, respira, y vuelve a habitarte.
Resulta que respiramos unas 22.000 veces al día, pero lo hacemos utilizando solo el 30% de nuestra capacidad respiratoria.
Y esa carencia de oxígeno contribuye al aumento del estrés, la ansiedad, los dolores musculares…
Así que tenemos una herramienta preciosa, muy asequible y gratuita para ayudarnos a regular nuestro estado emocional de forma inmediata.
Y desde un mejor estado emocional tomamos mejores decisiones.
Al fin y al cabo nuestra vida es el resultado de las decisiones que tomamos.
Así que ¿te imaginas el impacto que eso puede producir en tu vida?
5.- GRATITUD
Cuando creemos que nos falta algo en la vida, lo que más nos falta es la gratitud.
Y es que es justo en los momentos en los que más miedo o preocupación sentimos cuando más gratitud necesitamos sentir, porque la gratitud se lleva el miedo y nos conecta con la abundancia y la serenidad.
Son muchos los psicólogos e investigadores que han concluido en sus estudios que las personas que cultivan la gratitud:
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Tienen beneficios a nivel psicológico.
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Reducen el estrés y la ansiedad.
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Mejora sus relaciones con los demás.
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Aumenta su sistema inmunológico.
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Incluso mejoran su salud física.
Practicar la gratitud es uno de los métodos más fiables para aumentar nuestra felicidad, satisfacción con la vida, aumentar los niveles de optimismo y nos conecta con emociones de poder como la alegría, el amor, el entusiasmo o la resiliencia.
Piensa ahora mismo en algo por lo que estés agradecida.
Puedes comenzar por el hecho de que aún sigues respirando.
¿No te parece suficiente motivo para estar agradecida?
Piensa en esa persona en tu vida, aquél momento especial que viviste, los rayos de sol por la mañana, la cama en la que puedes descansar cada noche…
La próxima vez que te descubras quejándote o sintiendo miedo o preocupación por lo que está pasando a tu alrededor vuelve tu mirada a la gratitud.
Haz una lista de las cosas por las que estás agradecida y léela cada día.
Cuando estás conectado con la gratitud es imposible sentir miedo, preocupación o escasez.
No me creas ¡Pruébalo!
6.- TU CIRCULO DE INFLUENCIA
A menudo tendemos a querer cambiar las cosas -o las personas- cuando no son como queremos.
Y ante la imposibilidad de hacerlo nos frustramos y sufrimos.
«Si tiene solución ¿por qué lloras?
Si no tiene solución ¿por qué lloras?»
Esta sabia frase de Sidharta Gautama Buda nos recuerda la importancia de cultivar una actitud consciente, responsable y proactiva ante las dificultades.
Para no quedarnos anclados en la queja, el victimismo y el sufrimiento y tomar mejores decisiones hay una herramienta muy sencilla y eficaz.
Se trata de mantenernos enfocados en nuestro cícrculo de influencia.
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Nuestro círculo de influencia representa todas aquellas cosas sobre las que tenemos margen de acción. Lo que, de alguna manera, depende de ti: tus pensamientos, tus comportamientos, tus emociones, tus acciones…
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Mientras que en nuestro círculo de preocupación están todas aquellas circunstancias sobre las que NO tenemos margen de acción. Es todo aquello sobre lo que puedes pensar durante días y días, pero que no vas a ser capaz de cambiar.
Cuanto más tiempo te quedes anclada a un pensamiento repetitivo sobre una situación o circunstancia en la que no tienes capacidad de influencia, más frustración, preocupación y sensación de no tener las riendas traerás a tu vida.
Focalizar tu atención y tu energía en las cosas sobre las que sí puedes influir, que sí puedes cambiar, en cambio, te devolverá el poder de ser más proactiva, de dirigir tu vida y de sentirte más libre y feliz.
Así que cultivar una actitud consciente, responsable y proactiva pasa por identificar en cada momento en qué zona nos encontramos y tomar una decisión consciente en consecuencia.
Es más.
Incluso aun cuando algo esté fuera de tu círculo de influencia siempre tienes al opción de decidir cómo afrontarlo.
El autor del maravilloso «En busca de Sentido», Viktor Frankl, comprobó que, incluso cuando el horror más crudo se halla ante nosotros, siempre tenemos la opción de decidir cómo vamos a vivirlo.
Frankl fue un psiquiatra austríaco que, tras perder a toda su familia y sobrevivir en los campos de exterminio nazi, concluyó que:
Al ser humano se le puede arrebatar todo menos la última de las libertades humanas: la de elegir la actitud de uno mismo en cualquier circunstancia.
Ya sea un campo de exterminio nazi o ante una pandemia mundial.
Es más, observó durante su tiempo de confinamiento que no sobrevivían los más fuertes, ni los más jóvenes, ni siquiera los más optimistas, sino aquellos que tenían un motivo para sobrevivir lo suficientemente grande que les hacía soportar cualquier penuria.
Confirmaba así lo que ya había sentenciado Nietzsche años antes: «quien tiene un porqué para vivir es capaz de soportar casi cualquier cómo».
¿Recuerdas que más arriba te hablaba de la importancia de vivir con propósito? Aquí tienes la prueba de que incluso te puede salvar de la muerte.
Así que ahora te invito a que te hagas estas preguntas:
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¿sobre qué, de todo esto que está pasando, tengo algún tipo de influencia?
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¿qué sí depende de mí?
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¿qué acción puedo tomar cambiarla?
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¿qué actitud puedo tomar si no puedo cambiarla?
7.- SITÚATE EN EL CENTRO DEL HURACÁN
Quiero concluir con una clave inspirada en el sabio, místico y maestro espiritual Emilio Carrillo, y en sus conferencias sobre el Covid 19 y la sociedad distópica.
Carrillo nos recuerda que todo en el cosmos son ciclos, todo nace se desarrolla y muere.
Y cuando un ciclo se va agotando surgen en él las fuerzas creativas del nuevo ciclo.
Como te decía en la introducción de este artículo, esto es lo que se siente ahora: que esta sociedad ya está desgastada.
Hemos perdido los principios, los valores, ponemos demasiado valor a lo egocio.
Ante tanta distopía, lo primero es no caer en la dinámica de pánico.
Ya que el miedo, la inseguridad y la incertidumbre configuran el caldo de cultivo idóneo para la manipulación, la alienación y, en definitiva, la inconsciencia.
Carrillo nos recuerda que ahora más que nunca debemos mantener la serenidad, la calma y la consciencia, y nos situemos, desde la armonía y la conexión interior, en el centro del huracán aceleradamente creciente en el que estamos inmersos.
Y que, desde ahí, nos enfoquemos en sacar lo mejor de nosotros mismos para ponerlo al servicio de los demás.
De esta manera impulsaremos entre todos una nueva humanidad que viva en paz y sintonía con ella misma, con todos los seres vivos y con la Madre Tierra.
¿Sientes esa llamada?
Yo comparto profundamente este sentir y me siento llamada a formar parte y contribuir a esa nueva humanidad.
Parafraseando a Viktor Frankl, desde que descubrí mi propósito y el sentido de mi vida mi misión es ayudar a otras mujeres a encontrar el suyo y crear un proyecto vital y profesional alineado con él.
Y desde esa misión es desde donde ha nacido este artículo.
Estoy segura que poner en práctica estas claves te ayudarán a transitar este momento difícil, retador y de cambio con más consciencia, fuerza y determinación.
Si has llegado hasta aquí es que tienes que preguntarte:
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¿Sabes quién eres realmente?
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¿Tienes claro cómo es el mundo en el que te gustaría vivir?
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¿Estás conectada con tu propósito?
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¿Estás desarrollando tus dones y talentos?
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¿Sabes cómo contribuir a construir ese mundo al que quieres pertenecer?
La respuesta a estas preguntas es el comienzo de una vida plena y con sentido.
Ponerlas en práctica te permitirá transicionar hacia esta nueva realidad con claridad, confianza y coraje.
Alejandra Esparza
Posted at 21:48h, 25 octubre¡Excelente artículo, Maite! justamente estaba con la necesidad de escribir algo y no sabía por dónde empezar, pero creo que ahora me he inspirado.
¡Por supuesto me uno al camino de esta nueva humanidad!
Maite Gómez
Posted at 10:15h, 26 octubreGenial Aleljandra!
Me encantan estas sincronicidades ?.
Seguimos caminando!
Un abrazo